En 1969, Neil Armstrong, Edwin E. Aldrin y Michael Collins regresan a la Tierra en el Apolo 11, tras realizar el tercer viaje a Luna y realizar el primer alunizaje tripulado en la historia.
Hay que tener en cuenta que la reentrada es un proceso en el que la inmensa energía cinética de la cápsula se disipa en forma de calor por su rozamiento con la atmósfera terrestre. Ésta se precipita como un meteoro llegando a una temperatura de unos 3000 °C.
Unos minutos después de la pérdida de comunicaciones, se recibieron en Houston las primeras señales procedentes de la nave.
A ocho kilómetros de altura se abrieron los dos primeros paracaídas para estabilizar el descenso.
A tres kilómetros, estos eran reemplazados por tres paracaídas piloto y los tres paracaídas principales de veinticinco metros de diámetro.
Por fin consiguieron amerizar a las 18:50 del 24 de julio, exactamente ocho días, tres horas, 18 minutos y 35 segundos después de que el Saturno V abandonara la rampa del Complejo 39.
Armstrong, Collins y Aldrin